Todo chef de alta cocina conoce que para que una receta quede “al gusto perfecto” es necesario tener todos los ingredientes a mano; en especial “ese ingrediente secreto” que le da un gusto sin igual... Lo mismo sucede con la educación de nuestros niños y adolescentes. Son muchos los factores necesarios para que nuestros estudiantes desarrollen al máximo su potencial y capacidades: ambiente adecuado en el plantel escolar, recursos y materiales necesarios para el proceso educativo, maestros excepcionales, personal de apoyo al estudiante comprometido, autodisciplina, motivación, entre otros. Sin embargo, el “ingrediente secreto” para el éxito de cada alumno es la participación activa de un padre y una madre comprometidos con la educación de su hijo. Ese es el ingrediente especial que verdaderamente hace la diferencia.
Diariamente miles de padres y madres en Puerto Rico envían sus hijos a la escuela, pero ¿y luego qué? Los maestros sabemos la responsabilidad económica que conlleva tener una familia. Estamos concientes de que hay padres y madres que tienen más tiempo que otros para envolverse en la educación de sus hijos, pero es importante que aun los padres muy ocupados evalúen sus prioridades y separen tiempo para involucrarse en la educación de sus hijos.
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